sábado, 16 de mayo de 2020

Segovia - vista desde un globo



El día 1 de junio de 2019 fui con mi amiga Raquel a Segovia a subir en globo, sobre todo para celebrar nuestros cumpleaños, año redondo.

Para los que no lo sepáis Segovia está en el top ten del mundo como destino para subir en globo. Esto es porque  las corrientes de aire vienen de la sierra y  hacen que los globos crucen la ciudad lo que hace que las vistas sean inmejorables.No me extraña teniendo en cuenta que es una maravilla de ciudad y vista desde el cielo mucho más.




Es una experiencia única. No es barata, pero desde luego, merece la pena. Quedamos con la empresa muy pronto, esta actividad se hace al amanecer. En Segovia vuelan muchas empresas y todas salen más o menos a la misma hora desde la explanada que queda enfrente del hospital general.















Allí cada uno busca su empresa y ve como inflan el globo. A la hora convenida vamos subiendo a la cesta. Vamos quince más el piloto. 































Sin darnos cuenta subimos y vemos como nos alejamos del suelo. La sensación es de silencio y tranquilidad, apenas se oyen ruidos y aunque parece que no nos movemos volamos entre 12 y 15 km la hora. No da ni sensación de vértigo ni mareo. 














La ciudad va surgiendo por debajo de nuestros pies, vamos viendo el Alcázar.




























La catedral, que se vemos majestuosa, con una vista que no es la típica desde la plaza Mayor. A la torre de la catedral se puede subir en visita guiada y además, en algunas épocas tienen visitas nocturnas, viendo el atardecer.



























La iglesia de la Vera Cruz, con su planta dodecagonal y estilo románico. Perfectamente conservada y desde donde se puede ver una vista estupenda del alcázar.















El monasterio de El Parral, del siglo XV. Está ocupado por la orden de los Jerónimos y se puede visitar. Solo por la vista del estanque con el alcázar al fondo merece la pena la visita.














Al fondo nos aparece el acueducto.













El viaje dura algo más de una hora y hay que buscar un lugar para aterrizar, que no tenga piedras porque la tela se podría rasgar y, al ser junio y estar los campos sembrados de cereal tampoco se puede en cualquier sitio. 

Una vez en tierra nos llevan al punto de partida donde nos invitan a desayunar y nos dan un diploma para acreditar el espíritu aventurero.














No hay comentarios:

Publicar un comentario