Ahora está muy de moda
el ir al trabajo en bicicleta. Yo a esto no lo encuentro ventajas, y es que
hacer bicicleta lo entiendo como deporte, sudar y pegarte la paliza.
Seguramente esté equivocada, pero no te cuento nada como te pille un chaparrón
o un día quieras llevar tacones o falda… Ya digo, seguramente esté equivocada.
Os voy a contar lo que
me ocurrió en octubre con una compañera de trabajo. Llegamos a la vez al
trabajo, tarde para no variar, ella venía en bicicleta y como llegaba con el
tiempo justo, venía deprisa. Al acercarse a mí, no pude por más que decirle:
-
Se nota que
vienes en bici.
-
¿Ah sí? ¿Se
nota que estoy en forma?
-
Se huele –
le dije sin poder reprimirme, y es que olía a sudor que no había quién parara a
su lado, y eso que era primera hora de la mañana.
Con la mirada que me
echó, sólo se me ocurrió pensar ¿por qué no me callo antes de hablar? Otra
amistad que he perdido.
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