jueves, 24 de octubre de 2013

Los stilettos asesinos



Hace diez días me enamoré de unos stilettos negros,  de charol en la puntera y unas tiras ajustadas al tobillo. Una preciosidad. Ya he dicho alguna vez que no soy de tacones, no los uso normalmente, pero es que estos son una maravilla y me decidí a comprarlos.

-          Tengo que intentarlo, tengo que saber andar con tacones – pensé, cuando los pagaba.

La verdad es que me alargan la pierna y me estilizan la figura.  Vamos, que me encontraba yo irresistible.

Decidí estrenarlos el sábado, había quedado para ir a cenar con unos  amigos. Iba yo tan mona, con mis tacones y mis pantalones de pitillo. Para controlar los tacones ni siquiera bebí una gota de alcohol. Todo el tiempo con mucho cuidado, porque es difícil andar con estos zapatos.

Bueno, pues tuve la mala suerte de pisar una baldosa de esas que se mueven, que cuando llueve la pisas, y el agua que salpica te llega hasta las rodillas (por lo menos a mí me pasa siempre). Al pisar la baldosa móvil, me caí del tacón, sí, sí, me caí, porque de estos tacones te caes. Total que llevo desde el domingo sin poder andar, espero que en un par de días más y con una venda pueda volver  trabajar.

Ahora miro los stilettos  asesinos y no sé qué hacer con ellos, si devolverlos (no creo que la tienda los admita), guardarlos para siempre o intentarlo de nuevo cuando el pie se recupere.

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