Ampuero es un pueblo de Cantabria interior, muy cerca de Laredo, en el valle del Asón.
El primer fin de semana de agosto se celebraba la II Feria de la Huerta y Producto de Cantabria, con puestos donde se podía comprar frutas, verduras, queso, dulces típicos, miel o embutidos. No solo es un mercado, sino que había multitud de actividades desde demostración de cocina en directo, talleres para niños o música.
Para
homenajear a la Fábrica de Anclas que había en Marrón, un municipio cercano, un
grupo de artilleros y fusileros, vestidos con trajes de la época napoleónica
lanzó un cañonazo.
Entre las actividades estaba el cocinar un plato.
El sábado
nada más llegar nos fuimos a la playa de Laredo, una playa muy grande, donde las
mareas se notan mucho.
Si te gusta tapear en el vermú Ampuero y los alrededores tienen muchos bares
con lo que la hora del aperitivo se alarga hasta la tarde.
También
damos un paseo y vemos algunas de las casas de indianos que son magníficas. La
iglesia de Santa María es del siglo XVI-XVII.
Luego nos
vamos a Udalla, un pueblo que pertenece a Ampuero y por el que pasa el Asón. Su iglesia de Santa María está declarada Bien de Interés Cultural. En 2009 obtuvo el premio Pueblo de Cantabria.
Rasines es
otro de los municipios que se puede visitar, aquí tienen una singular plaza de
toros cuadrada.
En Ampuero subimos al cementerio, uno de los más artísticos y dignos de visitar.
Solo podemos verlo al atardecer y sin entrar porque ya está cerrado. Es de
principios del siglo XX y en él se aprecia el poderío que mostraban los
indianos a su vuelta. En la entrada se ve el panteón con un ángel en lo alto,
con los brazos abiertos y una corona de laurel en cada uno.
Al día siguiente después de desayunar nos vamos a conocer Arredondo, pueblo donde se encuentra el nacimiento del río Asón y que es una agradable excursión, aunque esta vez no lo visito. A este municipio lo apodan “la capital del mundo”, por la cantidad de indianos que partieron hacia América.
La iglesia es neoclásica de finales del siglo XIX, detrás de ella se alza una torre que hoy es campanario pero que en su día se erigió por un indiano que pretendía ver el mar desde arriba.
Desde allí,
a dos kilómetros, subimos a Socueva, un lugar donde se encuentra una ermita
rupestre, la de San Juan, del siglo IX y que también se puede visitar.
Otro de los
pueblos que paseamos es Bustablado, un lugar al que llega mucha gente sobre
todo a comer el cocido montañés. La iglesia de San Iñigo es del siglo XIX,
pequeña con un soportal a la entrada y una sola nave.
Ramales es
otro de los pueblos que se pueden visitar. En esta zona hay multitud de cuevas,
algunas de ellas visitables como la de Covalanas o El Haza. En este pueblo se
celebra una fiesta muy singular el primer sábado de julio: la Verbena del
Mantón, un concurso de baile por parejas.