Hoy
he estado en un centro comercial. He ido a mirar ropa y al final he comprado
una sartén. Con la sartén en la bolsa he seguido mirando tiendas, me he acercado a una zapatería y al querer
entrar, porque había visto unos zapatos que me gustaban, sin darme cuenta he
pegado un golpetazo con la sartén en el cristal. No sé porque no se ha roto
(quizá sea blindado). Se han acercado las dependientas (que me miraban con mala
uva) y gente que estaba por allí cerca. Algunos me decían:
-
Vaya
susto nos has dado.
Ya,
para susto el que me he llevado yo. ¿Así quién entra ya en la tienda? Como
siempre, a pedir perdón y para otro
lado.
Otra vez, en un estanco
del centro de Valladolid, también tuve tres pequeñas torpezas. Llevaba yo unas
botas de las de montaña, bastante aparatosas. Con ellas no controlaba bien las
distancias. La puerta del estanco tenía un cristal y una chapa en la parte de
abajo. Fui a abrir la puerta y pegué una patada en la chapa (con lo que suena).
La dependienta ya me miró raro, pero
cuando me acerqué al mostrador, (también de chapa), y di otra patada, yo ya no
sabía si pedir o salir corriendo. Cuando ya por fin me iba, al abrir la puerta
para salir, no la sujeté bien y dio el golpe con la pared. Ya ni miré para
pedir perdón, pero noté el silencio. No he vuelto a entrar en ese estanco.